domingo, 31 de agosto de 2008

LA FURIA MASCULINA (Enrique De Vicente)


Escrito en 2004, ¿es que no aprendemos?
De Akásico, para reflexionar:

El día que escribo estas líneas me veo sepultado por noticias relacionadas con la llamada “violencia de género”: un sinfín de crímenes “pasionales” en los que las víctimas son mujeres que han decidido romper con sus parejas. Una joven apuñalada en un parque madrileño, un celoso Romeo que pone fin a su vida y a la de su “amor” imposible, la evidencia de que tan sólo en Galicia hay más de 155.000 víctimas de la “violencia doméstica”...
Esta sangrante actualidad, unida al tema que llevamos este mes en portada, me obliga a una necesaria reflexión.
Hace dos años hablaba en esta página de El retorno de la Diosa. Recordaba entonces lo que escribía el doctor Whitmont, en una profunda obra que lleva ese mismo título, donde anunciaba el regreso imperioso del Principio Femenino, que rigió a la humanidad antes de que el patriarcado se encargase de reprimir cualquiera de sus manifestaciones. “Se ponen en tela de juicio los valores tradicionales de hembra y varón en la sociedad. Lo femenino exige un nuevo reconocimiento, al tiempo que surge una violencia que lo amenaza todo... En lo profundo de la psique colectiva surge de nuevo la vieja Diosa. Si nos negamos a reconocerla puede desatar fuerzas poderosas, relacionadas con impulsos básicos que hemos reprimido. Si le otorgamos lo que es debido, nos guiará misericordiosa hacia la transformación...”.
Me parece sincronístico que esta oleada de violencia machista que sacude a España coincida con un momento en que la mujer está comenzando a retomar las riendas de su destino, y también de este país, cuando –por primera vez en la historia- la mitad del nuevo gobierno pertenece al sexo débil...
En un libro indispensable (los rostros de Eva), que acaba de aparecer, Arantxa Goñi y María José Álvarez explican cómo en cada momento que lo Femenino ha intentado emerger, las fuerzas patriarcales inconscientes se han encargado de frenarlo con diversas formas de violencia...
Algunos hombres con quienes he debatido en privado sobre este tema han argumentado que nadie habla de la insoportable violencia psicológica que las mujeres ejercen sobre el hombre, provocando reacciones indeseables; tal vez sea cierto, pero las víctimas mortales siempre son ellas; además, esa presión colectiva está exigiéndole al varón que cambie, y él se resiste por todos los medios. También sostienen que esto es algo que ha ocurrido siempre, pero ahora los medios de comunicación hablan de ello con tanta insistencia que convierten este fenómeno criminal en algo habitual, contribuyendo a convertirlo en una alarmante epidemia. ¿Sería mejor entonces un silencio cómplice?...
“¡Aquí se hace lo que yo digo y punto!... Si no, ¡atenta a las consecuencias!”... “La maté porque era mía”... Significativas expresiones como éstas apuntan al núcleo duro de esta tragedia: el ego individual, que intenta imponerse al de quienes nos rodean, por todos los medios y cargado de mil y una sinrazones.
¿La solución? Está en el corazón humano y en el desarrollo de la conciencia transpersonal; no en medidas políticas que son parches imprescindibles para evitar que la presa se desborde y nos ahogue a todos. Lo mismo ocurre con los problemas del mundo... Sólo podremos encontrarla si tomamos la decisión de avanzar, generosa y conjuntamente, hombres y mujeres, ricos y pobres, gentes de todas las creencias e ideologías, hacia una transformación individual y colectiva.
¡¡Utópico!! Pero imprescindible, si queremos sobrevivir y convertir este planeta no en una cárcel, sino en un lugar donde merezca la pena vivir y disfrutar.
Enrique De Vicente

sábado, 30 de agosto de 2008

GRATITUD A JOSÉ DE LEÓN, FILÓLOGO

COSAS LINDAS QUE ME ESCRIBIÓ EL AUTOR DE UN CUENTO LLAMADO "MARÍA TAQUITO", atormentado perfeccionista. Besos!

Hola, Leiby:

Vaya mi sincera admiración por tus relatos tan inmersos en poética
ternura. Como los cuentos de Alicia..., y otros, nos llenan de emoción
estética. Trascienden la infancia, y son atemporales. Gracias por la íntima
felicidad que nos proporcionas con tus textos. (Dispensa el tuteo, pero es
que te siento con la ternura que provocan, por ejemplo, la sana risa y
travesuras infantiles). Cuidado, sí, con ciertos gerundios, y puntuaciones
después y antes de signos de interrogación. Con cariñoso fervor: (Es verdad, tomo nota. Lei)

José de León (Santo Domingo/New York).

Postdata: Creo que las alhajitas de Leiby se encuentran en esta dirección: http://montesecreto.blogspot.com/ De no ser así, que Pedro
Ant. Valdez nos ilustre, pues fue él quien nos recomendó certeramente a la
orfebre que nos ocupa. ¿Quieren disfrutar de un momento de dicha? Impriman
estos cuentecitos y leánlos. Miren el nombre: "secreto de monte",
¿se puede decir más? Sí, lean las susodichas joyitas para que vean.



SECRETO MONTE

LA LEYENDA DEL SOL Y LA NOCHE, por Leibi Ng

Por Leibi Ng

Hacía ya muchos años que el Sol besaba a la Montaña.
Con su resplandor la acariciaba de la cúspide a la falda.
Marrón, amarilla o negra en sus extensas laderas, ella siempre dabahijos verdes: ornamentales o de suaves frutos.
El Sol enamorado le trajo un día a Arco iris
y abrillantó el espacio infinito de azul.
Con jirones de nubes hizo un collar muy blanco
que ella movió coqueta alrededor de su garganta de piedra.
Claro y diáfano, duraba el Día para siempre.

En cierta ocasión, Sol se vió obligado a separarse de Montaña.
Fue cuando descubrió en un acantilado, una caverna cubierta de espesa vegetación.

Helechos gigantes, hiedras y enredaderas formaban una tupida puerta que ni el más valiente rayo podría traspasar.

Sol se puso frío de preocupación.

Él que era el centro del universo, no podía permitir que una simple cueva escapara de su luz.

Radiante, esplendoroso, reunió toda la energía de su potente luz.

Primero envió Rayos Tibios de la Alborada.

Ágilmente lucharon contra Rocío y Escarcha hasta evaporarlos en un débil rastro de humo gris.

La cuevapermaneció cerrada y sin luz.

Después llegaron raudos Rayos de Media Mañana. Lucharon con todo su calor,
pero no pudieron pasar de las enredaderas.

Finalmente descendieron Rayos de Pleno Mediodía.

Ardientes, verticales; quemaron piedras y marchitaron hiedras,
pero la cueva se mantuvo cerrada y sin luz.

suelta y juguetona dio muchísimas vueltas antes de regresar a su mullida casa de algodón.

Por horas, Viento y Lluvia azotaron a Montaña.
Quebraron cedros,robles, ébanos y caobos,
sin contar limoncillos, aguacates y un manaclar sin dueño.

Los pinos destrozados cubrieron grandes zonas,
pero la cuevapermaneció cerrada y sin luz.

Cuando Viento y Lluvia se marcharon vencidos,
hilos de plata descendieron incontenibles:

Montaña lloraba sus árboles caídos.

Tras el susurro de riachuelos, una mujer de sombras,
con piel hechade sueños y transparentes pies,
con larga cabelleza a modo de mantón sobre el cuerpo desnudo,
salió de la caverna.

Un grito agudo, como de ave triunfante salió de su garganta.
Calor, Lluvia y Viento había vencido,
¿dónde estaba ese Sol arrogante?

Sol regresó en ese mismo instante.
Clavó en la extraña sus pupilas de fuego.

Sin poder soportarlo, ella corrió a ocultarse,
pero sus pies de agua se le voltearon presos de las raíces brotadas.

Un grito de dolor se escuchó en el silencio y Viento lo bautizó "jupido".

Ella cubrió sus pies distintos con la melena descomunal.
Perdida elevó altiva su mirada de orgullo.
Desafiante clavó en el astro sus pupilas de abismo.

Valiente, Sol enfrentó aquella ira por él desconocida,
pero lanzas de hielo penetraron su cuerpo candente;
enigmas y misterios, preguntas sin respuestas le hirieron
brutalmente el cuerpo hecho de luz.

Fue en ese momento que escaparon unidos los colores del mundo
azul, rojo, amarillo...
dejaron el espacio a uno solo más fuerte que creció incontenible amenazando a Sol.

Entonces Montaña se removió temblando desde la tierra llana, retorciendo su cumbre.
Todos los hijos verdes se estremecieron juntos y desencadenaron un poderoso alud.

Entre lluvia de piedras y sacrificio de árboles
Sol se recuperó.

Cegada para siempre, Ciguapa tambaleaba.
Sus pies volteados negáronle equilibrio.

Y ahora que no podía darle a nadie la espalda,
si entraba o si salía del refugio de piedra fue de vida o de muerte...

Cayó precipitada y su larga melena brillante de betún
iba cubriendo todo con su oscuro misterio:
los árboles, las peñas, los ríos y sus orillas,
bohíos y corrales, valles, pueblos y riscos...

La Noche había nacido para oponerse al Sol.

Desde entonces, la claridad termina después de doce horas de cálido esplendor.
El Sol besa a la Montaña. La rodea de Arco iris, de un infinito azul,
después se va prudente dando paso a esta Noche que oscura y silenciosa hace brillar estrellas
en su enorme melena de apagado carbón.

Cuentan, yo no lo he visto, que a veces, en luna llena, Montaña se apiada de Noche Serena.
La deja entrar con la tristeza prendida en su melena...
dicen que va derecho hasta el charco de plata que hay en su antigua cueva
y con polvo de estrellas se lava sus dos pies.

©Leibi Ng
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LA TRENZA MISTERIOSA


Todavía quedaban puñados de oscuridad cuando José se asomó a la puerta del bohío. Como cada día madrugaba. En el interior del rancho, Idalia, su mujer, afanaba con los carbones, la cuaba y el anafe. Tan pronto como lo prendió, le puso un "biombo" de lata para dirigir el humo recto hacia el centro del alba.

Las sombras escapaban lentas como pedacitos de papel oscuro retenido entre las piedras del río. Los rayos de luz se hicieron dueños del patio. Dejaron ver el techo de zinc y la casita de tablas de palma armoniosamente clavadas. Olía a hierba húmeda, a ilang-ilang y a café recién colado.

-Toma -dijo Idalia -pasándole el jarrito humeante.

-Yo quiero saber que bestia me está desbaratando la cerca -y al decir esto echó mano del jarro sin mirar a su mujer.

-Eso son lo´perro e Florentino. Ya sabes que se meten de noche. Susto me llevo yo cuando veo esos tizones de ojos relumbrando en medio de lo oscuro.

-Lo´perro no son. Lo´perro no puén sé -dijo José como para sí mismo.

Se tomó todo el café y caminó rumbo a la rancheta que estaba dentro del corral. Ahí reposaban su yegua y su vaca, las nobles bestias que le ayudaban a sostenerse. La voz de Idalia lo alcanzó:

-Te vo´a poné lo´vívere´, ¿oí´te? -y a seguida se internó en su cocina. Recogió el tarro de la sal que estaba tirado y pensó que el gato había vuelto a meterse por el hueco de la puerta.

El gallo subió a la cerca de un brinco y entonó de nuevo su canto sin error.  La hierba húmeda se pegaba en el ruedo de los pantalones y en las botas de José, quien ya había llegado a la rancheta.

Quedó paralizado: las cosas de su yegua Pichita y de su vaca Blanquita estaban trenzadas en criznejas perfectas que las unían fuertemente. El pelo de los animales relucía. Ni una hebra fuera de lugar. ¡Hasta las crines de Pichita estaban graciosamente trenzadas!

-¡Idaliaaaaaa! ¡Corre! -vociferó el hombre sin poder moverse.

-¡Idaaaaaliiiiiaaaa! -llamó de nuevo y no había terminado cuando la mujer apareció con el rostro desencajado, pensando lo peor.

Con los ojos desorbitados, empezó a mirar mecánicamente, ora al marido, ora a las bestias de colas trenzadas, sin saber qué hacer ni qué decir.

-¿Pero quién habrá hecho esto? ¿Quién? -se podía notar en su voz un coraje que salía de no saber quién, por burla o por maldas, había penetrado en su tierra, había tocado a su yegua ya su vaca y se habí
a ido como sombra en la noche, rompiéndole la cerca.

-Pero esa yegua no se deja tocá... -se atrevió a decir Idalia.

José sabía que Pichita pateaba a cualquier desconocido. Era tan arisca que por lo menos debió haber escuchado sus relinchos, sus coces... ¿Quién o quiénes podrían ser? ¡Tenía que averiguarlo!

Idalia se puso a deshacer las trenzas. Cuando terminó, José se llevó las bestias río abajo para dejar allá en el agua aquel misterio. En el camino había huellas de pies descalzos, grandes, pequeños... pero José no se dio cuenta.

Cavilando, cenó. Entruñado, planeaba lo que haría cuando descubriera a ese sinvergüenza...

Idalia, por su parte, no decía nada. Ella también estaba intrigada. ¡Qué bien hechas estaban esas trenzas!

José e Idalia se fueron a acostar, aparentandooo que no pensaban en nada.

A las tres de la madrugada, Idalia dormía profundamente. José se levantó sin hacer ruido. Se vistió y salió hacia el potrero. Pichita lo saludó con un suave bufido. Blanquita siguió rumiando. Allí, en un rincón oscuro, se puso José a espear que algo pasara, mirando de vez en cuando la insomne moneda de plata que alumbraba la noche tranquila.
Un ruidito lo sobresaltó. Los rayos de luna entraban azulados. El hombre hacía grandes esfuerzos por descubrir algo. De repente, una silueta lustrosa resplandeció en la oscuridad. Como si las strellas le estuvieran prestando sus destellos, una figura de mujer creció en la noche. José vio su cabellera larga, las piernas y brazos moviéndose en lo oscuro. Comenzó a acariciar a la yegua con una especial ternura. ¡José juraría que Pichita sonreía!

Súbito, la mujer elevó el rostro, como aspirando un perfume en el aire. La luna iluminó su perfil. Resuelta giró hacia un rincón del potrero. Allí, oculta entre serones, una criatura pequeña, con la misma crizneja, larga y cuidadosamente tejida, la miraba asustada. La grande la levanto y con ella abrazada, salió a internarse en la noche. La yegua y la vaca las despidieron con las miradas mansas y acostumbradas. José, maravillado, se quedó mucho rato inmóvil, perplejo, en tanto las ciguapas dejaban sus huellas de pies volteados sobre la tierra húmeda del patio y rompían otro trozo de la cerca.

Al amanecer, José no hizo ni dijo nada, cuando Idalia se alarmó porque en su cocina falta toda la sal en grano. Clavó de nuevo la cerca y mirando a las montañas, pensó que los sueños y la realidad terminan siendo la misma cosa.

EL SUEÑO DE MECHO por Leibi Ng



Mecho apoyó la carita en la mano y dejó la mirada perderse allá en el fondo del patio. La brisa movía las ramas de los árboles altos. La hierba seca subía en remolinos. Mariposas jugaban revoloteando, ya posándose sobre las flores, ya elevándose traviesas.
Los pensamientos de Mecho iban lejos, estaban en una cueva de los montes. Mirándole la expresión, casi nadie podría adivinar que el deseo secreto era convertirse en ciguapa. Para ello se valía de todas las imágenes que su abuela Gisela le había dibujado noche tras noche, mientras la mecía para dormirla.
A veces, estaba tan metida en su mundo, que descuidaba sus oficios. Se le olvidaba la tarea o remoloneaba cuando la enviaban a recoger la ropa tendida. Pensaba que en el mundo de las ciguapas nadie iba a la escuela ni lavaba. ¿Qué ropa iban a lavar, si andaban desnudas? ¿Qué trastos iban a fregar si comían naranjas dulces, guineos maduros y toda clase de frutos de las matas?
Huérfana de nacimiento, Mecho era una niña inteligente y vivaz. Doña Gisela se hizo cargo de ella comprendiendo que a esa muchachita no le bastarían los tratos comunes con que se atiende a otros niños.
A medida que fue creciendo, la pequeña mostraba una gran curiosidad: todo lo preguntaba. Sin embargo, Gisela era paciente, muy paciente con Mecho contestándole sus preguntas con respeto, razonándole, casi con una extraña devoción. Decía que aquella niña era la viva estampa de su hijo Paulino perdido en la cordillera.
Así llegó Mecho a los nueve años. De tanto escuchar los cuentos de su abuela, se apasionó con las historias de las ciguapas. Aprendió que sus orígenes se tejen en las raíces de la sociedad aborigen. Sabía que tenían la piel india como la de los taínos. Eran de proprociones armoniosas y delicadas... a pesar de ser criaturas salvajes, la sensibilidad y la hermosura las acompañaban siempre. En lugar de vestidos, su cabellera las cubría como sedoso manto. No podían llevar zapatos, ni sandalias, daban grandes saltos y salían a bañarse en las charcas montanas en rayos de luna. En fin, se decía Mecho, que las ciguapas eran casi como seres humanos. Su única diferencia era que tenían los pies al revés. Y sin embargo, ni se caían ni se movían con torpeza.
Doña Gisela contaba que las ciguapas corrían presurosas por los montes y saltaban de rama en rama, con agilidad, lanzando jupidos o gritos de ciguapas. Y eso era lo que le encantaba a la pequeña Mecho: un cuerpo sano y libre jugando por los campos.
Por eso se miraba, en el pensamiento, corriendo por ahí, con la melena suelta, sin que se le enredara entre las ramas, porque en los sueños se vencen todas las dificultades. Sólo las agujas de los pinos la adornaban y acompañaban con todos los perfumes de la cordillera.
Pura e inocente se veía ciguapa, aunque corría el riesgo de morir de pena si alguien a su alrededor se ponía triste. En la realidad, la niña soltaba trementos suspiros cuando veía enamorados en la televisión.
Mecho se imaginaba durmiendo en un montoncito de hierbas secas, dentro de una cueva. Tan pronto como se acostaba y empezaba a soñar se le volteaban los pies. Una y otra vez tenía el mismo sueño: Llegaba a la puerta de la cocina de doña Gisela gimiendo:
—¡Déme trabajo, señora! ¡Déme trabajo! —Gisela se lo daba y empezaba a barrer la casa sin que los pies la estorbaran.
Y así, mientras Mecho imaginaba que se hacía ciguapa, doña Gisela la miraba con unos ojos llenos de melancolía, húmedos de lágrimas. Sabía muy bien lo que la niña soñaba. Algún día, no sabía cuando, le contaría que su mamá, la que murió por darle la vida, había llegado un día casi a punto de dar a luz, con la cabeza baja. Algún día, Mecho sabría que cuando doña Gisela vio aquellos pies volteados lavados por las lágrimas, la ocultó en la casa y la hizo su hija, hasta que murió sonriendo al comprobar que su niñita había nacido con los pies.

LOS PIES, EL MITO Y EL OFICIO


El Dr. Oscar Holguín-Veras Tabar, tuvo la idea de aglutinar a los escritores de literatura infantil dominicanos. Confieso que nunca me sentí escritora porque tengo un concepto muy alto del oficio y no se me ocurría comparme con Juan Bosch o Virgilio Día Grullón. De ser escritora, yo quisiera ser como Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga, Hermann Hesse, Hilma Contreras, Michael Ende, José Asunción Silva, Cesare Pavese y, sí, algunos que se han suicidado. Creo que este asunto es muy difícil y hay mucho del emocional involucrado para andarse con técnicas y mecanicismos. A mí eso no me gusta. No en valde me gusta la ficción y no en valde no avanzo mucho. Tengo miedo de mecanizarme, de dominar la técnica y olvidar el alma.
DE UN MODO U OTRO, estaba ligada a la redacción. Al grupo literario llegó el suplemento COLOQUIO #30, del 28 de octubre de 1989, titulado "La Ciguapa: Mito y Literatura". Como subtítulo ponía: "Coloquio con Mora Serrano". Este suplemento se convirtió en herramienta de trabajo. Tenía ilustraciones de la reconocida grabadista argentina Graciela Azcárate, gran periodista también, y el diseño de nuestra Lorelay Carrón, hoy premio Nacional de Literatura Infantil Dominicana. En él se recopilaban los escritos de autores de renombre como el Dr. Marcio Veloz Maggiolo, Profesor Juan Bosch, Dr. Joaquín Balaguer, Dr. Cayo Claudio Espinal... la dirección era del Dr. Bruno Rosario Candelier, quien dio mucho aliento a los escritores de nuestro grupo. La tarea fue utilizar el tema de la ciguapa. Fue un experimento interesante. Un grupo de escritores al servicio de una idea.
¿POR QUÉ ELEGIMOS LA CIGUAPA? Porque la reconocimos como "la auténtica leyenda dominicana". Algo digno de ser difundido. Asumimos el mandato del Dr. Manuel Mora Serrano de quererla y promocionarla. Era el año 1993. Cada uno de nosotros empezó a trabajar su ciguapa personal. Al cabo del tiempo, cada quien debería entregar un cuento con la ciguapa como protagonista.
DE LA CIGUAPA, adoro el misterio de su origen. Me enternece su soledad y la grandeza compasiva de morir anegada en lágrimas por una sensibilidad tan, pero tan femenina, que me obliga a pensar en el siglo que vendrá y la aceptación de las cualidades contradictorias, pero propias de cada ser.
TERMINÉ entendiendo a la ciguapa como una presencia dialéctica donde las cualidades contrarias se complementan (Yin y Yan).
ESOS PIES que simbolizan la tierra, nuestra raíz, el asentamiento y la firmeza, al ser diferentes, nos llevan al misterio, la magia y la imaginación poética.
LA CABELLERA INMENSA es el desbordamiento mental, en su infinita capacidad de asociación y de aprendizaje.
LA DESNUDEZ es la inocencia absoluta en armonía con la naturaleza.
CREO como el Dr. Manuel Mora Serrano, que las ciguapas existen... aunque más no sea que en el alma de quien las evoca. Asumo como él, que "son buenas, ingénuas y amistosas· (Goeíza, p. 123).
LAS CIGUAPAS viven en el corazón del campesino dominicano a pesar del progreso que las extingue en la tala de los árboles.
AUNQUE la civilización las arrincone con sus pies volteados en el último monte de nuestras tradiciones, las ciguapas viven y vivirán.

viernes, 29 de agosto de 2008

LAS CIGUAPAS DE LEIBI NG


Por Manuel Mora Serrano, autor de GOEÍZA, novela ganadora del Premio Siboney, primera en utilizar a las ciguapas como protagonistas.

LEIBI NG ha dirigido mucha de su pasión de narradora a iluminar para el deleite de los jóvenes del país, la leyenda de ese fabuloso personaje de nuestras tradiciones, la bella y arisca ciguapa montaraz, oriunda de los bosques de las montañas quisqueyanas.
LOS CUENTOS van, desde una niña que ha oído los relatos míticos y que, por tener sangre de ciguapa ama la libertad y sueña con sus ancestros (El Sueño de Mecho), pasando por un joven estudiante que tiene una aventura que a nadie puede revelar (Excursionista), por la vivencia de unos campesinos con un raro ser (El Extraño del Cafetal); por la historia de una madre y su hija que encuentra a una ciguapa accidentada y las cosas que sucedieron con ella (La Ciguapa Caída) hasta culminar con una explicación sobre el misterio ciguapil con "De Cómo a las Ciguapas se le Voltearon los Pies".
ESTOS RELATOS de Leibi Ng, como otros más suyos, revelan a una escritora sensible, abierta a emociones intensas que desea comunicar con plasticidad lírica y que más de las veces, logra.
ESTA preocupación suya por el enigmático personaje, el más emblemático de cuantos componen el corpus tradicional criollo, es legítima, de buena ley; el gran problema de abordar un tema así, es el lenguaje y ella, como la mayoría de los que hemos tratado, recurre al habla normal, sin criollismo ni localismos exagerados.
EN MIS INVESTIGACIONES de campo sobre la ciguapa antes y después del 1975, luego de publicada la "novela de las ciguapas" "Goeíza", en 1981, principalmente en la zona de la península de Samaná, oí de ciguapas crueles, de gentes que les temían, incluso, Joaquín Balaguer en Los Carpinteros, que es de 1985, las confunde con las brujas; hubo otro (que tengo en grabación) que me dijo que ellas habitaban en nidos en las copas de los árboles a la vera de los ríos, empero, mi experiencia y el resumen de todas las entrevistas y cuentos, escritos u orales es de que son tímidas y gentiles, cariñosas y deseosas de cariño.
EN CUANTO al afán sexual, que es una connotación antigua, parece tener como base la perpetuación de la especie; no podríamos por ello tildarlas de "livianas".
LA CREENCIA común es de que "no se trata de seres humanos normales" sino, como dicen los campesinos, es una "pájara" buena para el amor, pero que después persiguen al hombre que las fecunda, y éstos, como se trata de una especie de animal salvaje, temen que se les aparezca en los poblados y sienten vergüenza.
LEIBI aprecia, quizás por empatía, el lado cariñoso de las ciguapas y desde esa perspectiva las recrea, de modo que la gentil ciguapa se viste de gala en sus textos.
SÓLO FALTA que el pueblo dominicano entero la enarbole como lo que es, una bandera inocente y pura de dominicanidad.

BESTIARIO LATINOAMERICANO

FIRMA INVITADA*Centro Virtual Cervantes*Rinconete*Sobre Rinconete*Bestiario latinomericano, (VIII). La Ciguapa

Miércoles, 11 de enero de 2006

Por Alexander Prieto Osorno

Bestiario latinoamericano, (VII). El Trauco

El hombre que responde al canto de la Ciguapa está perdido. Las ciguapas poseen una belleza extraordinaria, cubren su desnudez con sus largas cabelleras, son como sirenas en medio de los campos y la manera más rápida para identificarlas es mirar a sus pies, pues los tienen al revés y dejan huellas contrarias al rumbo que llevan. Ellas embrujan a los hombres con su hermosura, sus ojos y su canto, los aman hasta la saciedad y luego los matan.

Salvo por sus pies invertidos, son mujeres de belleza perfecta. Los dominicanos testifican que se trata de una raza muy antigua que vive en la isla desde mucho antes de la llegada de los españoles. Tienen la piel morena, los ojos negros y rasgados y una agilidad y gracia de movimientos que deja embelesados a cuantos las han descubierto en las sierras. Nunca se les ha visto hablar, pero sí emitir una suerte rara de aullidos suaves y musicales, cuya sensualidad es imposible de resistir. Corren como liebres por los bosques y saltan como pájaros entre las ramas de los árboles al advertir el paso de los hombres y, a la menor ocasión, atacan con sus terribles armas de seducción.

La Ciguapa ha sido llevada a la literatura por numerosos narradores dominicanos, desde Francisco Javier Angulo (Santo Domingo, 1816-1884) con su cuento «La Ciguapa», hasta Leibi Ng (Santiago, 1954) con su libro Secreto de monte, cuentos juveniles sobre ciguapas. Son personajes míticos inseparables de la obra de Emelda Ramos (Salcedo, 1948) y del llamado «ciguapólogo por excelencia», Manuel Mora Serrano (Pimentel, 1933), quien les dedica totalmente su novela Goeíza.

Los dominicanos tienen muy viva esta leyenda y aseguran que las ciguapas son hembras extrañas, salvajes y mágicas que habitan las montañas. Algunos campesinos señalan que son pequeñas, de no más de un metro de alto, otros indican que tienen el cuerpo cubierto de vellos muy finos, otros más afirman que son altas, delgadas y de piernas largas, e incluso hay quien las describe como «una especie muy bella de pájaros emplumados». Sin embargo, coinciden en que son hermosísimas, salen de noche de sus escondites y se alimentan de aves, peces y frutas. El gran peligro que entraña la Ciguapa radica en que es rabiosamente enamoradiza y, en cuanto descubre un hombre en sus territorios, no descansa hasta cazarlo, exprimirlo y matarlo.

Al parecer, el origen del mito de las ciguapas son las leyendas aborígenes de los arahuacos antillanos, de los taínos y de los pueblos precolombinos llegados a República Dominicana. El escritor Marcio Veloz Maggiolo (Santo Domingo, 1936), en su búsqueda de las raíces de este mito, encontró una versión de la Ciguapa en Brasil, con el nombre de (la o el) «Curupí», un espíritu de la selva amazónica que tiene los pies al revés, que fue descrito por un misionero español del siglo XVI y que bien puede ser el ancestro de la ciguapa dominicana. Para ciertas tribus amazónicas, Curupí es un macho, y para otras es una hembra, pero ante todo es un pequeño mago protector de la fauna y la flora que recorre la manigua para castigar a los hombres que molestan e indignan a los espíritus de la selva. Veloz Maggiolo halló también en Paraguay a un ser de pies invertidos, llamado Curupa, que es referido por los guaraníes como un enano de enorme y largo falo, con el cual enreda y atrapa a las mujeres para poseerlas sexualmente y subyugarlas.
La tradición oral dominicana dice que existe una forma secreta de atrapar una Ciguapa y esta es perseguirla, en noches de luna llena, con un perro de manchas blancas y negras, pero que sea cinqueño; es decir, que tenga cinco dedos en cada pata. Y el mito reza que la Ciguapa no resistirá el cautiverio y que morirá de pena a las pocas horas sin emitir ningún quejido. Pero que se sepa, hasta hoy nadie ha tenido la suerte de conseguir un perro cinqueño para salir a cazar ciguapas, y menos aún, ha visto morir de pena a una Ciguapa en cautiverio. Por eso no se atreva usted a caminar por los montes buscando perros cinqueños o ciguapas, porque lo más probable es que termine como presa de una de ellas, que lo seducirá con su canto, sus ojos y su desnudez tentadores, y le dará un placer tremendo y doloroso antes de matarlo.


Buzón de Rinconete
http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/enero_06/11012006_02.htm

CIGUAPAS JUVENILES DE LEIBI NG. Escrito por Sonia Rosa con mi gratitud en la eternidad


SONIA, SONIA ROSA, un nombre formado por pétalos de singular color, aromados... Sonia de Puerto Rico, Sonia de Virginia, Sonia madre, Sonia amiga... Me quiere y pienso que no la merezco. Sin conocerme, aceptó mis ciguapas y el ciguapo, porque olían a tierra antillana, a indios cruzando en canoas, a mabí, cazabe y bejucos. Sonia, hermana, reconstruyo esta página para ti. Con todo el amor de las Antillas, Dios te bendice y yo oro por ti. LEIBI


SONIA ROSA ESCRIBIÓ EN SU WEB:

Entre las voces jóvenes que retoman el mito de las ciguapas ylo transforman en algo nuevo y refrescante se encuentra Leibi Ng. La autora de descendencia cantonesa-dominicana, desarro-lló sus nuevas ciguapas mientras participaba como escritora y editora en el Círculo Dominicano de Escritores para niños y jóvenes. Previo a esta destacada participación ya Ng descollaba en el mundo literario de las revistas dominicanas participando en la revista Tobogán y publicando varios libros infantiles. Este grupo tomó como tema a las legendarias ciguapas y publicó un libro titulado Huellas de la leyenda. Dice sobre este proyecto colectivo Leibi Ng:


¿Por qué elegimos las ciguapas como tema? Por que la reconocimos como la auténtica leyenda dominicana. Algo digno de ser difundido y asumimos el mandato del Dr. Manuel Mora Serrano de quererla y difundir su existencia con disciplina. A partir de este momento (1993) cada integrante del grupo empezó a trabajar(1994) el tema con visón personal. Al cabo de cierto tiempo, cada quien debía entregar un cuento con la ciguapa como protagonista. En honor a la verdad, no es que yo alucinara con la ciguapa. Simplemente mientas todos los miembros del grupo entregaban su cuento a su ritmo y voluntad, yo seguía escribiendo mientras buscaba uno que me quedara mejor que el otro. Leibi Ng.

Secreto de monte: cuentos juveniles sobre Ciguapas es el título que Ng le dio a su colección de siete cuentos. Su obra fue ilustrada exquisitamente por Manuel Emilio González y prologada por Manuel Mora Serrano el conocido autor de Goeíza. Leibi Ng a pesar de ser conocedora de los círculos literarios optó por hacer lo que un grupo de autores rebeldes y de avanzada han hecho con la llegada de la Internet. Con la sensibilidad que solo un artista puede comprender, se han olvidado de sus ganancias materiales y han publicado sus obras gratuitamente en la Internet. Mucha de estas obras literarias son una sencilla y directa presentación del texto en línea pero este no es el caso de Ng. Esta no es una simple página de Internet, es un libro en línea con formato de libro y con excelentes ilustraciones, y hasta con una versión para ciegos. Dice en su prólogo de la obra Manuel Serrano Mora:

Leibi Ng ha dirigido mucha de su pasión de narradora a iluminar para el deleite de las y los jóvenes del país, la leyenda de este fabuloso personaje de nuestras tradiciones, la bella y arisca ciguapa montaraz, oriunda de los bosques de las montañas quisqueyanas. Libros infantiles. Secreto de monte: cuentos juveniles sobre Ciguapas . Manuel Serrano Mora 3

En sus siete cuentos recorre el misticismo que rodea a las ciguapas. Ng le busca repuesta al porqué de los pies invertidos, la mezcla racial de ciguapa y humano, el miedo de los campesinos al encuentro nocturno con estas criaturas mágicas, la historia de una ciguapa herida o accidentada, el secreto en torno a un encuentro de un excursionista y una ciguapa y las travesuras de las ciguapas. Estos son cuentos de fácil y amena lectura de unas dos a tres páginas de extensión.

A través de estos relatos Ng construye el arquetipo de la ciguapa que habitaba en la republica Dominicana a finales del siglo XX. No hacen falta complicadas explicaciones, en metamorfosis de palabras surgen estas nuevas ciguapas ante la imaginación del joven lector. Leibi Ng nos describe en cada cuento las peculiaridades que las distinguen del resto de la población, pintando efectivamente para el lector cada detalle de estas mujeres míticas.


¿De dónde surgió esta leyenda?


Tenemos que preguntarnos ¿de dónde surgió esta leyenda? Algunos piensan que la leyenda es previa a la conquista, y otros aseveran con certeza que la leyenda tiene cadencias africanas. No sabemos a ciencia cierta, pero hemos podido descubrir similitudes entre la leyenda de las Ciguapas (Cuba y República Dominicana) las curupías o cururupia (Brasil), los dounes (Trinidad), las Caipora (Brasil) y la ciguanaba (Honduras, El Salvador y Nicaragua.).

Los nativos del entorno brasileño del continente sudamericano guardan la leyenda de una criatura protectora de los bosques de piel velluda, cabellos largos y pies invertidos, que responde al nombre de cururupia, curupía o Caipora. Esta es una criatura peligrosa que castiga a aquellos que dañan el bosque y la naturaleza en general. Nótese que al igual que la ciaguapa dominicana la caipora vive en los bosques y comparte la crucial carácter 1atica de los pies invertidos. Es una devoradora de hombres , la buena y l amala mujer arquetípica. Ya que hace el bien al proteger a los bosques y castiga a los hombres que literalmente son devorados por ellas y por la selva.

Los habitantes de la isla de Trinidad han unido esta leyenda a un tabú católico. Los douen son niños que no han recibido el sacramento del bautismo al momento de su muerte y como castigo se le invierten los pies, quizás como una señal que los distinguen de los niños bautizados. Muchos otros mitos amerindios han sido modificados o adaptados ante la ola catolizadora que acompañó a la conquista.

Un mito similar existe en El Salvador y Honduras donde a una india misteriosa que seduce sexualmente a los hombres se les llama ciguanaba. Una compañera salvadoreña me narró como a su padre se le había aparecido esta misteriosa y seductora india que siempre se encuentra cerca de los rios , charcos ocuerpo s de agua. En los campos de El Salvador le dicen la “Tomátuteta” porque la mujer le ofrece sus senos a los hombres para convencerlos de un rápido ‘affair sexual” en el bosque del que nadie sale vivo para contarlo. Solo aquellos con la fuerza de voluntad para resistir la tentación escapan con su vida para contar la aventura a otros hombres.



Las ciguapas dominicanas

Especulamos que las ciguapas fueron esas hermosas taínas que se ocultaron en las montañas y que con el pasar de los siglos se convirtieron en el símbolo de la astucia y de la supervivencia taina. Probablemente fueron un grupo de mujeres que lograron huir de la carnicería por encontrarse en las afueras de sus aldeas trabajando en los conucos en el momento de la llegada de las aniquiladoras tropas españolas. Durante la conquista mucha de la amalgamación genética ocurrió en un principio, en la mezcla de español y taína, siendo estas mujeres desnudas y hermosas una tentación imposible de resistir para los europeos medievales. Los hombres tainos fueron esclavizados, mientras algunas de las mujeres se convertían en las concubinas de los españoles, especialmente si eran de la jerarquía cacical. Esa supervivencia viene unida a una mitificación que las transforma en diferentes (los pies torcidos) y la infertilidad que las hace recurrir a aparearse con los meros humanos habitantes de la República Dominicana. Ese proceso reproductivo ciguapa-dominicano mantiene viva la genética taína en la sangre del hombre dominicano.

Creemos que las ciguapas dominicanas de Leibi Ng son en su carácter diferente a estas otras criaturas. Queremos plantear una nueva teoría sobre la existencia de la leyenda de las ciguapas unida a la leyenda oral de la supervivencia taína, bien conocida en todas las islas del Caribe. Esta leyenda es simple, tan simple que los eruditos han negado su posible veracidad por más de quinientos años. La leyenda de la supervivencia taína menciona cuevas, montañas escondidas, comunidades alejadas que le permitieron mantener la pureza de su raza a los supervivientes de la matanza y el espantoso genocidio taíno. Ocultar la verdad sobre su identidad, o simplemente desaparecer en aquellos bosques tropicales que tanto ellos respetaban y que tan bien conocían fue la única opción factible para ellos. Hoy lo llamaríamos invisibilidad cultural producto de una limpieza étnica.

Las ciguapas: criaturas míticas del entorno caribeño

Criaturas míticas de diversas tribus amerindias de Norte y Sur América

Leibi Ng autora de descendencia cantonesa-dominicana.


Pueden leer la colección de cuentos de Leibi Ng titulada Secreto de Monte en:

http://www.manuel123.8m.com/pdf/index.htm



Tabla 1:

Característicasb de las ciguapas de Leibi Ng


1. Son extraordinariamente fuertes, hasta el punto de poder vencer a un hombre enfurecido.

2. Las ciguapas son realmente hermosas.

3. Las ciguapas casi no pesan.

4. Tienen la piel India como la de los taínos.

5. Las ciguapas son inteligentes, curiosas y vivaces.

6. En el mundo de las ciguapas nadie va a la escuela.

7. A pesar de ser criaturas salvajes, la sensibilidad y la hermosura las acompañan siempre.

8. Son de proporciones armoniosas y delicadas

9. En lugar de vestidos su cabellera les cubre cual sedoso manto.

10. Dientes parejos, perfectos

11. Lanzan jupidos o gritos de ciguapas

12. Tienen “ manos largas, casi doradas, reflejando el sol que descendía por sus unas largas”

13. Su piel es” lustrosa como de agua limpia” y tienen “reflejos de misterio”

14. Dan grandes saltos y salen a bañarse en las charcas montañosas en los rayos de luna.

15. El canto de las Ciguapas hace que los hombres y mujeres que lo escuchan en el silencio del monte queden llenos de amor.

16. Cuando una ciguapa se extravía sus hermanos y hermanas la llaman sin cesar en las noches de luna.

17. Las Ciguapas tienen un olfato bien desarrollado con el que pueden percibirse mutuamente.

18. Sufre la pena de los enamorados hasta ahogarse en su propio llanto.

19. Solo algunas personas tienen la capacidad de ver a las ciguapas

20. Se lavan los pies con polvo dorado.

21. Le gusta la sal y se la roban a los humanos.

22. Son amigas de los animales domésticos y trenzan las colas de ellos.

23. Cuando las ciguapas se van a casar salen en las noches de luna a cantar su ultima velada de independencia.

24. Cuidan los bosques de la gente dañina.

Conclusión

¿Por qué existe esta necesidad de idealizar a un grupo denominado por la cultura dominante como salvajes e inferiores?

Es la voz psicológica deeste pueblo, que trata de descifrar su lugar, uniendo a la leyenda aquello que dijeron los conquistadores sobre indios mansos y hermosas mujeres desnudas, que excitó la imaginación del más devoto de aquellos puritanos medievales participantes de la Conquista de América. En una cultura machista como la que existe en todo Centro y SurAmérica, la que predomina en la República Dominicana, resulta paradójico el ver en las ciguapas, lavoz de un inconsciente colectivo que convierte en leyenda a un grupo de mujeres en control de su propio destino. Las ciguapasguardan un misterio, un lado oscuro, aunque también están en total control de su fertilidad, buscando abiertamente a los humanos para procrearse. Por otro lado, en esta leyenda podemos ver el producto de la unión, un sincretismo entre varios mitos y leyendas orales del Caribe. Podemos ver trazos del mito de Guahayona y las mujeres abandonadas en Maitininó. Las ciguapas se nos antojan como una mezcla de las fatales sirenas devoradoras de hombres y las elusivas y nunca encontradas Amazonas que Cristóbal Colón buscó desesperadamente desde su primer viaje.

Los bien logrados cuentos de Leibi Ng comprueban la circularidad y vitalidad del mito. Los mitos y leyendas nunca permanecen estáticos, ni se presentan como lineares, son dinámicos, aunque siempre aluden a aquella narrativa oral de sus comienzos. Esas leyendas orales en un viaje circular se van transformando en una nueva raza de mitos, leyendas y cuentos capaces de alimentar la imaginación de nuevas generaciones. Utilizando la terminología acuñada por Roberto Fernández–Valledor calificamos el esfuerzo de Leibi Ng y de otros jóvenes autores dominicanos, que se dedican en cuerpo y alma a rescatar el pasado taino, sin juicios críticos ni denuncias políticas, como una manifestación de arqueología literaria, arqueología aborígen.

Conclusión


Vivimos en emocionantes momentos en la historia de la humanidad. Vemos con asombro el acelerado proceso de cambio, cambio que ha logrado penetrar a los sagrados secretos de nuestras más íntimas células (ADN) y hasta llevarnos a ver como cercana la probabilidad de habitar nuestra atmósfera en habitáculos como la Estación Espacial Internacional. Adaptarse a esos rápidos cambios es embarcarse en la creación de una nueva raza humana y quizá en el ámbito del individuo en la creación de una nueva identidad.
Fue Mario Vargas Llosa quien dijo que la cultura no es una camisa de fuerza y añadimos que tampoco es un campo de concentración. Esa es una de las grandes lecciones aprendidas e internalizadas durante nuestra investigación. En esta época de cambios gigantescos se hacen progresos en dirección hacia nuestro pasado que les dan una nueva definición a nuestro presente y futuro, cambiando todo lo que creíamos sagrado hasta ahora. Es otra cultura la que descolla ante nuestros ojos, y el empuje es hacia la búsqueda de nuevas verdades, el revisionismo histórico indispensable ante la luz emitida por nuevos descubrimientos tecnológicos.
Lo poco que sabíamos de los taínos se multiplicó en los momentos finiseculares del siglo XX. Nos atrevemos a apuntar hacia los hallazgos del geneticista Dr. Juan Carlos Martínez Cruzado, como los más importantes en el siglo pasado y la punta de lanza para investigaciones futuras en esta primera década del siglo XXI. Tenemos que aseverar sin lugar a dudas que el mito de la extinción total de los tainos es falso y mirar con asombro a la capacidad de supervivencia de este grupo étnico. Un grupo que simplemente se hizo invisible en una sociedad opresiva, como otras minorías lo han hecho y lo seguirán haciendo, mientras hallan oprimidos y opresores en la historia de la humanidad.
Una nueva literatura taína también ha resurgido casi como por generación espontánea en todo el Caribe. Es lo que acertadamente ha sido denominado por Roberto Fernández-Valledor como arqueología aborigen. Esta arqueología aborigen es literaria y comprende la excelente y extremadamente creativa labor de escritores en todo el entorno caribeño decididos a no dejar que mueran los mitos y leyendas taínas. En ese proceso de rescate, este grupo de autores caribeños, no han resucitado el mito primitivo, sino que lo han modificado en cierto grado y lo han hecho atractivo, excitante para los lectores del siglo XXI. Entre ellos valoramos como tesoros los poemas de Juan A. Corretjer, los cuentos de Leibi Ng, el cómic de Ricardo Alvarez- Rivón y las leyendas de Salvador Bueno, presentadas en esta tesis como fragmentos de la unidad que debe comenzar a cimentarse como un todo: la literatura del Caribe. Todos estos autores nos han mostrado la universalidad de la mitología taína a través de diferentes versiones de arquetipos jungianos representados en sus obras, abriendo los ojos del lector al universo del héroe, el embaucador, la buena y la mala madre arquetípica entre otros.
Esta nueva mitología taína se produce en y fuera del Caribe. Un fenómeno muy particular de esta mitología antigua y moderna a la vez es su carácter bilingüe. Se publica tanto en el formato del tradicional libro, como cibernéticamente en la Internet, siendo los grupos de la diáspora caribeña conocidos como “los cerebros que se van”, o “ la fuga de cerebros” autores intelectuales de esta nueva literatura “en línea” totalmente comprometida con la meta de mantener vivo nuestro pasado taíno.
Pretendimos recoger el corpus de esta literatura que hemos denominado como neo-taína y presentar nuestros hallazgos en cuanto a la mitología comparada se refiere. No pudimos desligarnos de los excitantes cambios en campos referentes a todo lo taíno como la arqueología, la historia, la antropología y la etnohistoria y la genética. Seguimos de cerca la teoría de la circularidad del mito, comprobando que los mitos cambian pero no desaparecen, son parte del inconsciente colectivo de un pueblo.
Creemos que el renacer literario taíno necesita de más gente comprometida a salvar la historia. Gente dispuesta a trabajar en grupo, a compartir sus hallazgos dejando las parcelas divisorias de las especializaciones a un lado. Una pléyade de escritores menos conocidos ha abordado el tema taíno con diversos grados de originalidad y estos tesoros literarios permanecen ocultos en bibliotecas y archivos sufriendo los ataques despiadados del tiempo y el clima del Caribe. Los estragos del tiempo se hacen sentir y no podemos esperar por que otros se interesen por rescatar nuestro pasado.
Entendemos que esta fascinación por investigar, preservar educar y reconocer la verdad sobre nuestro pasado taíno solo ha comenzado. Esta hermosa obsesión que ha regido nuestras vidas por casi cuatro años, esperamos que se convierta en lema de una vida transformada por el pasado. Concluimos pues, que los pueblos cambian pero la mitología permanece.

Caítulo III de

Acercamiento a los mitos y leyendas taínos en la literatura puertorriqueña y caribeña

Por

Sonia Migdalia Rosa-Vélez


Tesis sometida en cumplimiento parcial
de los requisitos para el grado de

MAESTRO EN ARTES

en

ESTUDIOS HISPÁNICOS

UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
RECINTO UNIVERSITARIO DE MAYAGÜEZ

2002