sábado, 25 de septiembre de 2010

CUENTO DE OSCAR HOLGUÍN-VERAS



Esa noche, cuando ella tomó la decisión era luna llena; la penumbra daba paso a la claridad con agilidad de potrillo. Los jobos que estaban delante de los manglares con la luz derramada se bañaban de miel, los indígenas que habitaban la cercanía se aproximaban comiendo sus dulces frutos.



Este ritual se repetía cada estío, y cada vez era mayor la afluencia a esta zona que orillaba el mar, luego cánticos y ritos que les fatigaban para finalmente caer adormecidos con el arrullo de las olas. A una señal de Aumatex el sonido del Mayohavau  indicó  el final de la ceremonia. Todos fatigados, se  retiraron  a descansar, sobre las arenas unos y en hamacas otros.
Itiba desde lo alto observaba el ceremonial, no era la primera vez que sus ojos negros y almendrados, veían el cacique Aumatex.  Desde el primer instante tuvo un interés especial propio de una Diosa que observa una creación humana; luego comenzó a sentir la necesidad de verle con frecuencia. Fue una tarde de lluvia cuando Itiba ser percató que ella, diosa inmortal, hija del Dios supremo  Maorocotí estaba enamorada de Aumatex, joven cacique de Samaná, confinado por Cotuba su hermano mayor quien se había quedado con todas las tierras del cacicazgo a la muerte de la reina Higuanama madre de ambos.
Desde entonces Aumatex tuvo como fronteras el mar y las montañas; y entre estas, una porción de tierra que aun siendo pequeña había sido bendecida por la naturaleza. Desde arriba Itiba contemplaba a su amor que rendido descansaba en una hamaca. El padre que notaba la insistencia de su hija en ese pequeño cacicazgo, dirigió su mirada hacia allá y vio que su cacique era manso suave y grácil como un ciervo.
-Mi hija pasa todo el día cabizbaja- se dijo para si Maorocotí. Luego, le observó:
-No olvides tu origen divino, no lo olvides, pues tu mundo es el Tu rey y no la tierra.- Terminó diciendo con voz de trueno el dios supremo.
Pero era tarde, el corazón de la diosa era cautivo de un mortal, como lo son los colores de la naturaleza. Su decisión estaba tomada, esa noche llegó cerca, muy cerca de Aumatex, tanto que podía tocarle con sus dedos, sentir su respiración, ver su placidez.
Su embelesamiento fue tal, que sin darse cuenta traspasó la barrera que separa a los dioses de los mortales. Aumatex abrió los ojos: frente a sí, el rostro más hermoso de doncella que había contemplado.
-¿Quién eres?- le preguntó.
-Soy Itiba, hija de Maorocotí- respondió.
-Señora, - dijo y cayó postrado a sus plantas.
-Levántate- le dijo amorosamente –no vengo como diosa sino como mujer. No se cruzaron más palabras, bastó que ella le mirase fija y profundamente para llegar a compenetrarle de un amor que naciendo en Itiba, fluía como sagrado manantial en su cauce natural. Allí quedaron prendados.




Entonces y solo entonces se dieron cuenta que podían tocarse. Maorocotí, absorto en sus quehaceres divinos no se percató de la ausencia de su hija. En la tierra; Itiba y Aumatex paseaban su amor por la pequeña estancia, en la pradera, en los montes, en los cocales, en las blancas arenas de la playa.
Aumatex era inteligente y gobernaba su cacicazgo con sabias leyes que mejoraban la vida de los indígenas, el trabajo era colectivo y lo producido alcanzaba para todos por igual. Se mejoraron y construyeron bohíos y un gran caney para la diosa de Aumatex, como le llamaban. 

Con la orientación  de Itiba,  Aumatex aumentó sus conocimientos para provecho de la comunidad. Todo era progreso y felicidad, sin embargo Cotuba mantenía algunos  de sus nativos en territorio de su hermano a fin de que le mantuvieran informado de lo que allí acontecía.

En principio, el cacique Cotuba no dio importancia a los informes, pero a medida que pasaba, estos aumentaron tanto como su preocupación; pues parecía cierto que Aumatex, no solo tenía esposa sino que además era muy bella, la “criatura más perfecta que dioses hayan creado”, repetían sus informantes.

Pero lo que más le inquietaba era el bienestar que Aumatex obtenía en su cacicazgo; pues aquello podía motivar un descontento en su pueblo, ya que él no había podido darle lo mismo.
        Frente a esa situación Cotuba con un grupo de sus más valientes guerreros, decidió incursionar en las tierras de su hermano. Muy temprano en la mañana se aproximaron a las altas montañas que él mismo había establecido como frontera entre su inmenso cacicazgo y el  pequeño reino de Aumatex.

Cuando comenzaron a descender ya había pasado el mediodía; desde cierta altura Cotuba pudo comprobar la certeza de los informes. Las praderas estaban sembradas de maíz, yuca, batata, y frutos diversos, la comida era abundante. El reino de Aumatex tenía garantizado el bienestar. Cotuba quiso seguir viendo lo que su hermano había logrado con la hermosa diosa consorte.

Comprobó que los pequeños ríos habían sido encauzados a trampas profundas para mantener reservas de agua. Los bohíos eran sólidos, espaciosamente construidos: poseían muchas canoas, algunas con capacidad para ochenta guerreros.

La preocupación dio paso a la soberbia y decidió públicamente llegar hasta su hermano, al  fin y al cabo él era el cacique mayor y por tanto Aumatex y sus indígenas le debían respeto.
Mientras caminaba noto que todos los gobernados se inclinaban atemorizados, esto le produjo gran satisfacción. Cuando Cotuba entro al caserío ya Aumatex había dispuesto que en su Caney, hubiera alimentos, frutas y agua fresca para recibirle junto a la bella Itiba.

Varios de las naborías más cercanos a Aumatex recibieron al Cacique conduciéndole a la casa principal. Cuando Cotuba entro al caney quedo impresionado con la belleza interior de la morada. Frente a sí, sentados en hermosos dúhos tallados en caoba, la bella Itiba, Aumatex, uno dispuesto para él y otro para el brujo-curandero de la tribu llamado Bohutihu.

Al verle todos se pusieron de pie, Cotuba se acerco, saludo con un enérgico ademan de su brazo derecho. Miró de soslayo al Bohutihu y luego a su hermano para finalmente llegar a Itiba; quedo estático, sus ojos no se despegaron del rostro de la diosa, para lograrlo tuvo Aumatex que invitarle a su lado.

-Entonces Cotuba le dijo a su hermano:
-Dale de comer a mis gentes.
-Aumatex noto la soberbia del cacique al ordenarle; pero aceptó. Miro a uno de sus no barios y con un movimiento de cabeza le autorizó  a cumplir la orden. En el Caney, la conversación giraba en torno a los logros obtenidos en aquel pequeño sobre todo dela cosecha de maíz. Afuera el areito indicaba que se vivía un momento importante; el guey quemaba con su luz resplandeciente, bandadas de higuacas sobrevolaban el batey ensordeciendo a los indígenas con su característico sonido.
        Cotuba miraba con insistencia a Itiba, sintió su piel ardida y sed. Tomo su vaso de caona, lo introdujo  en el canarí, apurando sorbo a sorbo el agua. Luego se dirigió a su hermano; -Mi cacicazgo es extenso y su población abundante, por tanto te exijo que la mitad de la producción me sea enviada al momento de la cosecha. Aumatex sintió que Cotuba estaba poseído por un mabuya; no pudo   responder pues, Cotuba avanzo resuelto a la puerta y se marcho apresurado seguido de sus naborías.

En el rostro de Aumatex quedaba la preocupación reflejada en su frente, Itiba lo noto, se le acerco y le beso tiernamente en la mejilla. El buhitih y yacía sentado sobre el duho con sus  ojos entrecortados y su rostro inclinado hacia el turey, el cual mostraba algunas nubes blancas y el azul del infinito.
        Había motivo de preocupación, más que en el presente, Aumatex pensaba en el futuro, por eso le ordenó al brujo curandero:
-Haga ante el cemí el rito  de la cohoba, debemos conocer lo que estoy significara para nuestro pueblo.-Dicho esto salió buscando la fresca brisa que le aliviara la opresión que sentía en su alma. El tiempo paso, cada día las exigencias eran mayores, ahora no solo se limitaba a la cosecha  sino que en adición Cotuba enviaba un grueso importante de sus guerreros al pequeño cacicazgo; primero cada cierto tiempo, luego de forma permanente alternándolas.
Aumatex estaba en la obligación por consiguiente de suministrarle alimentos y bohíos. Luego tomaron posesión de las canoas y las playas, también vigilaban el sao donde estaban los sembrados; luego mando a buscar los artesanos de la caona,  con ellos allí, redoblo el  esfuerzo en la búsqueda del precioso metal; también  pidió a los aborígenes que construyeron el caney de Itiba, pues el quería uno más grande y mejor decorado. Ordeno construir un hermoso duho con la olorosa sabina,  decorado con ribetes de caona.
        Sucedía que Cotuba no podía olvidar a la diosa Itiba, al  principio pensaba en ella por momentos, luego su imagen  y la melodía de su voz estuvieron de manera permanente en la cabeza del cacique. Se sentía preso de una posesión incontenible. Cada semana le enviaba un regalo a sabiendas de que era la compañera de su hermano. Entonces decidió volver y llevarle el asiento propio de una diosa-reina. Deseaba verla y escucharla hablar, pues Itiba, a diferencia de todas, al hablar cantaba, era un hermoso sonido que dejaba a todos alelados.
 Llego una mañana de lluvia tropical, abundantes y frescas, le acompañaba un numero importante de sus gentes, en el momento en que Aumatex en el sembradío daba gracias  al dios de las lluvias por mojar sus plantaciones.

Estaba en el sao cuando llego el mensajero que enviara el Bohutihu, Aumatex desde que le vio supo que pasaba algo malo, pues el corazón le dio un vuelco y empezó a latir apresuradamente. El aborigen postrado a los pies del cacique empezó a narrar lo que le habían mandado a decir.
        Sucedió que Cotuba llego al batey con sus guerreros dirigiéndose al caney donde estaba la bella Itiba. Le presento y le entrego el duho que había mandado labrar. Itiba entendiendo sus intenciones lo mando a poner en el sitio que le correspondía a su marido diciendo:
-Esto solo puede ser usado por un cacique.
Cotuba que la miraba con pasión, monto en cólera.
-Traje esto- señalando el duho- para una cacica,  para la que deseo tener en mis dominios.
-¡Imposible!- respondió con firmeza Itiba, y agregó:
-Soy la de tu hermano. ¡Quebrantarias todas  las leyes! – terminó diciendo.
-¿Acaso no violaste tu las leyes divinas?-pregunto Cotuba, para luego afirmar.
-Que me dejas a mi, pobre mortal enamorado.
Entonces se abalanzó sobre Itiba tratando de abrazarla.
Ella le separó con indignación, él preso de ira y soberbia, mando a sus servidores a cerrarle el paso.
         -Te llevare a mi cacicazgo- dijo con brusquedad. Y ordenó rodear el batey y buscar a su hermano Aumatex. El buhitiho apenas llego al caney, trato de intermediar ante el enfurecido cacique, pero fue sometido a la obediencia con un certero golpe de macana. Antes de esto él había enviado un indígena al sao para informar al cacique lo que acontecía.
        Cuando el nativo terminó su relato miro temeroso el rostro del cacique. Aumatex que siempre fue manso y generoso tembló de cólera, paso un tiempo en silencio, pero cuando hablo su voz era dura, metálica, llena de coraje.
Mando llamar a todos los aborígenes  que se encontraban en el sembradío luego envió emisarios a puntos estratégicos para avisar y reunir a las gentes que habían escapado; fijo un punto de encuentro, desde allí, tomando atajos emboscarían a Cotuba antes de llegar al firme de las lomas y podrían rescatar a Itiba.


        DEL INTENTO DE RESCATE.

Las medidas tomadas por Aumatex, fueron certeras pues llegando al manantial “De las luces”, encontró esperándole un grupo de sus arqueros, todos se postraron ante él. Este les ordeno levantarse y pregunto: ¿Dónde se encuentra Cotuba?
-Camino a su cacicazgo, respondió un naboría; el grueso de sus gentes quedaron en el batey controlándolo, la reina Itiba viene con él, le llegan atada a una litera.
-Como lo pensé,-dijo en voz alta el cacique mirando a todos los que le rodeaban; esto significa que estamos parejos en fuerzas.-Y agrego: -Tomaremos el camino de los samanes y en poco tiempo estaremos en el firme de las guajacas. Cuando Cotuba arribó al área con su comitiva,  Aumatex y sus aborígenes lo esperaban.
        A una señal, se lanzaron al combate con ímpetu de violenta mara. Había  que rescatar a la diosa-reina. La batalla se entabló de inmediato. Aumatex viéndose en desventaja se lanzó a la lucha también, esta acción operó un cambio positivo en sus hombres que retomando nuevos bríos hicieron retroceder a Cotuba; por un momento parecía que Aumatex lograría rescatar a Itiba; pero he ahí que de pronto surgiendo de entre las malezas del lado del poniente, centenares de nativos se lanzaron al combate, eran hombres del cacicazgo de Cotuba, quien había dispuesto desde su salida que uno de sus principales ejércitos se dirigiese a la zona como forma de protección a su misión. La lucha entonces desigual era presenciada por Itiba, que desesperada intentaba infructuosamente soltar sus manos; cuando logró ponerse de pies, sólo alcanzó a ver a su amado Aumatex cuando era hecho prisionero y golpeado. Cotuba llegó al sitio, se acercó arrogante a su hermano y este, lleno de dignidad se le abalanzo; Cotuba, lanza en manos, le esperó dándole muerte. El grito de Itiba fue desgarrador, tan fuerte que se escuchó en el Turey donde moraba su padre Maorocotí. El dios supremo se acercó al lugar, y todo retumbó, el Turey oscureció. Las luces, como chispazos, brotaban por doquier, la mara comenzó a soplar con tanta  fuerza que todos tuvieron que agarrarse de algo. En medio del desconcierto se oyó la voz de Maorocotí preguntando por su hija.
        -Aquí estoy padre; respondió Itiba.
Bastó una mirada de él para conocer todo cuanto había sucedido. Su rostro se endureció al mirar a su hija; luego se entristeció con su dolor; para finalmente volver a enfurecerse con lo que había ocurrido. La presencia de Maorocotí llenó de pavor a los nativos; todos incluyendo  Cotuba cayeron, su frente topando el suelo. Nadie se atrevía a levantar la cabeza. Entonces se oyó la voz como trueno, que retumbaba las fibras más intimas de todos y cada uno de ellos.
-Malditos sean hijos de mi creación; les he dado lo mejor de mí, y ustedes en cambio han utilizado lo peor de sus almas.
-Han derramado la sangre de sus hermanos y por ello serán castigados.
-Les mando retirarse a sus tierras, allí labrarán sus saos y de sus frutos vivirán y no de los ajenos.
-En cuanto a ti Cotuba, serás separado de tu reino y en una canoa te harás a la mar, será la mara quien en lo adelante te guiara. Luego, volviéndose a Itiba la levanto a su presencia comunicándole lo siguiente:
-Amada hija, tu dolor desgarrante y tus lágrimas me prueban que eres humana y no diosa. Por tanto, seguirás viviendo en las tierras de tu amado Aumatex; pero tu desobediencia debe ser castigada, porque además de tu padre soy el dios que regula todo.
-Padre déjame volver. -Suplicó sollozante Itiba en medio de su dolor.
-No, tu falta es grave y pone en peligro las leyes del Turey. -Respondió Maorocotí.
-Te castigo por tanto a permanecer en tierra, desde ahora no hablarás porque tu canto  embelesará a los hombres, sólo emitirás jupidos como lamentos; tus pies estarán invertidos, al revés, significando tu deseo de volver al lugar de origen, y tu vergüenza será cubierta con el pelo que dejarás crecer hasta los tobillos. Vivirás entre los montes, entre los samanes y las amapolas florecidas, saciarás tu sed en los frescos manantiales y perfumarás tu piel con el aroma de los azahares. Vivirás oculta de todos y cada tres conjunciones de común en el invierno, hasta tres, te procrearás a ti misma; esto será definitivo también para tu descendencia por los  siglos venideros. ¡Márchate!


Dicho esto, la figura de Maorocotí se esfumo, entonces la penumbra dio paso a la claridad con agilidad de potrillo.
               
©Oscar Holguín-Veras

Dr. Oscar Holguín-Veras Tabar
Autor de Grun-Grun, el centolla y otros cuentos para niños y jóvenes. Odontólogo y catedrático universitario.
Fundador del Grupo de Literatura Infantil Pedro Henríquez Ureña.

domingo, 8 de agosto de 2010

Noticia vieja pero válida

21 de diciembre de 2004
La Ciguapa gana Premia tu obra preferida 
La gran ciguapa del artista Domingo Guaba resultó la obra ganadora en la convocatoria Premia tu obra preferida, iniciativa en la cual el público pudo elegir su obra predilecta entre las seleccionadas para el XX Concurso de Arte Eduardo León Jimenes. 
El artista dominicano Domingo Guaba posa junto a la escultura de su autoría La gran ciguapa, obra realizada en medios mixtos, papel, ega, pelo sintético y pintura.

La gran ciguapa fue la obra ganadora de la convocatoria Premia tu obra preferida, que realizó el Centro León para que los visitantes a la exposición de la vigésima versión del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes pudieran hacer una reflexión sobre las obras de la muestra y votar por la que prefirieran. El acto de premiación estuvo presidido por Sara Hermann, Pedro José Vega, Sonja Arias, Myrna Guerrero y el director general del Centro León, Rafael Emilio Yunén, quien hizo entrega del certificado a Domingo Alberto Guaba Rodríguez.

De un total de 3,415 votos, la creación de Guaba obtuvo 1,277 votos, correspondiendo a un 37.39% de la preferencia del público que visitó durante los dos meses que tiene la exposición ubicada en el segundo nivel del Centro León. Otras obras que obtuvieron altos números en las votaciones fueronTrampa para lágrimas, de Pascal Meccariello; La gloria está más arriba, de Luis Nova; Los que me velan no saben, de Gerard Ellis; Bandera Invadida, de Robert John Álvarez;Síndrome de roba la gallina, de Johnny Bonnelly y Camino a un nuevo día, de Eladio Miguel Fernández.

Domingo Guaba nació en Santo Domingo en 1978. Es un autodidacta en el área de las artes y es en el año 2001 que participa en las colectivas La Altagracia, Virgen de la libertad, Capilla de los Remedios, Santo Domingo y Río San Juan,Gesta Heroica de la República Dominicana, Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas y Feria Internacional de Libro en Santo Domingo y Gran Teatro del Cibao en Santiago. Está presente en el mural conmemorativo al 157 Aniversario de la Batalla del 30 de Marzo, Santiago de los Caballeros. Obtuvo dos galardones: Primer Premio en el I Concurso de Pintura de la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas Gesta Heroica de la República Dominicana y Mención de Honor en el I Concurso de Pintura Joven de las Américas, Casa de Teatro, Santo Domingo. En el año 2003 concurre a la octava versión delConcurso Nacional de Pintura Agro y Naturaleza, Junta Agroempresarial Dominicana.
JMP

jueves, 8 de julio de 2010

http://efluvismo.blogspot.com/ Elegía a la Ciguapa

miércoles 7 de julio de 2010

Elegía a la Ciguapa

Elegía a la Ciguapa

Corre tras la luz de la luna llena,
Escóndete del hombre que viene de otras tierras,
Emite desde tu garganta tus alaridos de pena,
Desde tu hogar hecho de cuevas de las sierras,

Míralo con tus ojos de obsidiana,
Hechízalo y conviértelo en tu amado,
Para vivir contigo la vida cotidiana,
Para aligerar en tu vida todo pasado,

Danza ágil en los areítos,
Alucina con polvos de cohoba,
Entre todos los cuentos y mitos,
Arrastra tu cabellera cual escoba,

Huye de los fieros perros cinqueños,
Buscando guayabas y murciélagos,
Entre todo tu pueblo de pequeños,
Internándote en las aguas de lagos,

Busca refugio en los rayos de plata,
Cose tu vestido de cabellos oscuros,
Relame tu hermosa boca escarlata,
Construye tu refugio con muros,

Llora tus penas, suelta tus lanzas,
Camina con tus pies torcidos,
Marca pasos, que al retroceder avanzas,
Arrulla tus presas en tus brazos dormidos.

domingo, 27 de junio de 2010

LA CIGUAPA EN LA HIST0RIA DE LA PLASTICA Y LA LITERATURA DOMINICANA


Gabriel Atiles Bido


¿QUE ES UNA CIGUAPA?
En mucho de nuestros trabajos de campo como investigador Arqueólogo espeleólogo, detrás de noticias de cuevas con arte rupestre, hemos pernoctado en lejanos parajes de la geografía de la República Dominicana y hemos conversado con los humildes moradores de esos paisajes en inolvidables noches de prometidos amaneceres llenos de cuevas fascinantes con arte grabados en piedras, en oscuras y húmedas galerías, llenas de misterios y distancias.
Entre los cuentos de noches sin luna y recuerdos lejanos contados por sus abuelos, casi siempre, de esos relatos, emerge la figura mítica de una mujer de larga caballera negra, tirada al descuido sobre los pechos desnudos, de gran belleza y agilidad, la cual solo se distingue de las otras mujeres porque tiene los pies al revés. Así hemos oído hablar a mi amigo Abrahán en Cabrera, a Teófito en Nalga de Maco, a Juan en Macasia, las décimas del Cibao en Jarabacoa y otros tantos que cambian los héroes y las historias, acomodándolas a los distintos paisajes de nuestra geografía.
 En la Cabirma la historia sucede en la zona del río, donde el compadre Demetrio casi atrapa una; en la Llanada fue un hijo de Ruifina la que vende quesos, que vivía con una Ciguapa cerca de una cueva que amanece barrida; en la cordillera fue Anselmo que es un hombre serio, y le ocurrió ver una, cuando venía de llevar a unos parientes enfermos.



LA PERMANENCIA DEL MITO
La historia es contada y recontada por investigadores escritores y artistas en diferentes momentos, lo cierto es que la Ciguapa es una leyenda de casi todo el país. Una leyenda hermosa con cultores de hermosa prosa y con investigadores con artículos y crónicas campesinas de bello colorido.

la Ciguapa se ha difundido gracias a la literatura, a la música y a una suerte de juglarismo que viaja con el viento entre nuestras lomas,  últimamente se encuentra internacionalizada gracia al Internet, pero la imagen vendida en la red, como terror, como figura de miedo y espanto dominicano, contrasta con la bella inocencia de su primigenia historia, la persistencia con que se une a los Taínos y la desazón que nos provocaba en la infancia, saber que encontrarse con una Ciguapa podía significar ser amado de una manera incomparable pero también ser enajenado de lo conocido para entrar por siempre en el mundo oscuro y nocturno de la Ciguapa.

La presencia moderna de la Ciguapa en la cultura dominicana, es palpable en múltiples momentos, En la plástica, la primera noticia la aporta el Inolvidable poeta Franklin Mieses Burgos, al referirle al Escritor Mora Serrano de la existencia de una pintura que realizara en París el artista Jaime Colson y que titulara “Ciguapal”. Más recientemente en la plástica Ureña Rib con la tela “Aquella Huída de la Ciguapa” referencia de mi amigo Danilo de los Santos, sobre una pintura de 1976 alojada en el Museo de Arte Moderno.


El artista Ramón Oviedo, en  fecha de 1985, inaugura la exposición “Mito de la Ciguapa”. El artista Said Musa con su obra “Entre la Ciguapa y el centauro” , en el bulevar de la 27 y el escultor Jhonny Bonelly, también describes su musa de alambre con raices Tainas.
En la música encontramos el tema de José Duluc la Ciguapa, popularizado por Chichí Peralta donde la pieza difunde el nombre de la entidad y pone de relieve sus cualidades amatorias aunque no explota la riqueza folclórica del mito, el tema fue un fenómeno musical.
El premio: “La Ciguapa de oro” , fundado como galardón para lo mejor del cine dominicano o no; o la editorial,  La Ciguapa, son evidencias de la presencia contemporánea del mito.
Otro dato que sirve para evidenciar la fuerte presencia del mito en la sociedad es la denominación de un paraje en la ciudad de Santo Domingo con el nombre de la Ciguapa.  

EL ORIGEN DOCUMENTADO DEL MITO
Cuando 7 de septiembre de 1973 el escritor y crítico Manuel Mora Serrano dictara una conferencia o charla en la Universidad Madre y Maestra de Santiago sobre el tema de la Ciguapa y sus subsiguientes investigaciones y entrevistas de campo, así como otras charlas en 1974 y la publicación de un importante articulo en la revista EME-EME titulado “Indias Vien Vienes y Ciguapas: Noticias sobre tres tradiciones dominicanas” y la premiación y publicación de su novela “Goeiza” Premio Siboney 1979, el escritor estaba iniciando una nueva etapa en el interés de esta leyenda dominica, tal como lo hiciera Angel Guridi en 1880. En los trabajos arriba mencionados el autor realiza importantes reflexiones amparado en una escasa y dispersa bibliografía, la cual, es una lectura obligada para adentrarse en el mundo de la hermosa leyenda dominicana.
Nuestro interés, fundamentalmente nace de la relación del mito de la hermosa mujer de pies volteados y los indios Tainos, la ausencia de datos concluyentes que afirman o desmientan la relación entre uno y otro.
Al revisar el material bibliográfico y prestar atención, hemos encontrado una enorme cantidad de variantes en la forma de contar y describir el mito. Tal cantidad de variantes que nos motivo a ordenar algunos de ellos por su novedad, así como enumerar algunas noticias en torno al fabuloso personaje, datos posteriores y algunos anteriores no mencionadas por Mora Serrano.
La Ciguapa en su descripción moderna va sufriendo transformaciones físicas y alteraciones interesantes en los hábitos y costumbres que se le atribuyen a estos  personajes, según sus nuevos relatores, cambios no solo en el estilo de los escritores jóvenes que utilizan el singular personaje para sus tramas literarias, sino en los nuevos relatos recogido en las investigaciones en los campos dominicanos.

La mas socorrida de las descripciones es la siguiente: “Se tiene la creencia de que por las noches, sale de los montes una hermosa mujer, de largos cabellos, con los pies hacia atrás, que recibe el nombre de "la Ciguapa", la cual es completamente inofensiva, sumamente tímida, llegando incluso a asustarse de la gente”.
Sobre esta base se han ido matizando historias hasta llegar a descripciones que llegan a catalogar a la Ciguapa de verdadero espanto. No es este el espacio para la infinidad de versiones y autores que aportan por publicaciones virtuales su definición al mito, pero nos resulta particularmente enriquecedor revisar las más novedosas.
Algunos, creen que se trata de un ser sobrenatural y algunos que solo se trata de una india con los pies al revés, incapaz de hablar, pues solo emite un sonido gutural y dada al rapto de los hombres que le gustan.
Las alojan en cavernas montañosas, pero a veces se puede localizar en los charcos de los ríos en las noches de luna nueva.
El hombre que responde al canto de la Ciguapa esta perdido para siempre, afirman algunos.
Según los campesinos y aun en la población metropolitana, la Ciguapa solo puede ser capturada con un perro blanco y negro, con pata cinqueño, o sea con cinco dedos, y solo en noches de luna llena.
Para otros, las Ciguapas son raras mujeres salvajes, que habitan en las montanas y poseen poderes mágicos. Son de tez morena, de ojos negros y rasgados, de pelo suave y lustroso, tan largo que es la única vestimenta de su cuerpo. Son diminutas y de cuerpo desproporcionado.
Otros las describen como mujeres que tienen las piernas largas y delgadas; algunos afirman que son velludas y unos pocos que están bellamente emplumadas.
Las Ciguapas tienen para otros un corazón cazador ya que salen por las noches de las serranías en busca de presas.
Algunos afirman que las Ciguapas tienen malas costumbres; pues garantizan que estas, salen de sus moradas a robar manteca y carne cruda o en busca de algún caminante nocturno al que embrujan, aman y luego matan.
Alguna vez se escuchó la leyenda de un ser de los bosques llamado ciguapo. Era este, un gallo vuelto de espaldas, con el lomo emplumado y el pecho con senos de mujer. Cuentan que su grito se asemeja al llanto de un niño y que esperan terribles infortunios a la persona que se atreve a matar a una de estas aves.
Si usted ve a una Ciguapa, nunca la mire a los ojos para que no le embruje con su poder afirman algunas versiones.
Algunos creen que como cuando llegaron los europeos, las adolescentes vírgenes que andaban desnudas por los campos, tal sobredosis de sensualidad, para quien no estaba acostumbrado, provoco tal desorden y superoblación, que a algún sabio jefe de un clan de la Cordillera Central se le ocurrió ordenar a las jovencitas nunca dar la espalda a un extranjero.
Otros suponen que la Ciguapa es producto de un vistazo miope a un oso perezoso, especie actualmente extinta en la Española, que como se sabe, estos osos tenían al final de las patas largas uñas que apuntaban hacia atrás.
En cuanto a su aspecto hay quienes dicen, que es azul y pequeñita (como de 1.20 metros), otros dicen que es sucia y salvaje, con un cabello que jamás fue cortado ni peinado, pero de una belleza tal que actúa como "canto de sirena" sobre los caminantes del sexo opuesto, arma de la que se vale para lograr atrapar a sus enemigos que desaparecen después de ser seducidos.

ALGUNAS REFLEXIONES
Evidentemente que la leyenda con el tiempo se transformara aún más, probablemente algún día las Ciguapas no sean azules, sino verdes y se descubran indicios que las sitúen como procedentes de otras galaxias.
Por nuestra parte y al margen de estas elucubraciones, estamos concientes que la génesis de la Ciguapa es un tanto confusa. Las primeras referencias que hemos tenido del origen de la Ciguapa son procedentes de la literatura aportadas en 1866 por el escritor dominicano Javier Angulo Guridi (1816-1884), quien introduce la corriente indigenista en la literatura dominicana con su drama “Iguaniona” (escrito en 1867) y su romance “Escenas Aborígenes” y los temas de la leyenda local con novelas como “La Ciguapa”, escrita en (1866).
Cabe destacar que en la obra de Guridi no se menciona en ninguna parte los pies al revés de la Ciguapa o el ciguapo y la descripción que ofrece es la siguiente “ Se dice que desde antes del descubrimiento de esta isla existe una raza cuya residencia ha sido siempre el corazón de estas montañas; Pero que se conserva en toda su pureza, durmiendo en la corona de los cedros y alimentándose de los peces de los ríos de pájaros y frutas, la Ciguapa que es el nombre conque se le conoce, solo levanta una vara de talla: sin que por lo tanto se crea que en sus proporciones hay la deformidad de los llamados enanos en Europa y aun en otros puntos de América”… “ …tiene la piel dorada del verdadero indio, los ojos negros y rasgados, el pelo suave lustroso y abundante, rodando el de las hembras por sus bellísimas espaldas hasta las mismas pantorrillas”
Creo que en esta descripción se encuentra la clave para la comprensión de las variantes del mito, pero sería interesante revisar algunos de los más fascinantes relatos acerca de la Ciguapa en la literatura dominicana.
La iglesia dominicana no ha estado exenta al mito y en la obra del Licenciado Carlos Nouel “Historia eclesiástica de Santo Domingo” que comenzara a publicar el boletin Ecco a fines de 1884 y publicada definidamente en Roma en 1911. En esta se narra la historia de unos salvajes que asocia con los vien vien pero que en su descripción guardan una enorme relación con los hábitos y costumbres atribuidos a la Ciguapa, también narra que en 1868 capturaron y trasladaron uno de estos seres salvajes a los cuidados del Padre Billini de quien dice catequizó y administró el S. sacramento, dice además, que esta mujer a quien bautizaron con el nombre de Isabel Maria de Jesús, Jamás aprendió a hablar el castellano.
En la obra “indios” de nuestro mas grande escritor de cuentos el profesor Juan Bosch publicada en la Nación en 1935 el profesor analiza la figura de la Ciguapa como una diminuta mujer india, cuyos cabellos la visten, y solo camina de noche. Las compara con el ser mitológico de la Opías. Las opías que eran los muertos entre los Tainos, seres que caminan de noche y que se les aparecían a los vivos en los caminos y yacían con ellos, solían aparecer en forma de mujer u hombre y dice que se alimentaban de cierta fruta.
Interesante es, leerse en la misma obra del profesor Juan Bosch una leyenda recogida y que titula: “la Ciguapa.”
Obra de Félix Berroa

Volviendo a Morra Serrano, en la revista Eme- Eme localizamos el siguiente artículo de Rafael Damirón quien Narra en una Estampa que data de 1938: “la Canción del Ciguapo”, Mora Serrano dice que la historia se desarrolla en las serranías del Bahoruco y que son lamentos que atribuyen a los últimos representantes de la raza Quisqueyana. En un especie de sincretismo, los campesinos de la zona, en Viernes Santo,  van de romería hacia la montañas para oír votivamente sus querellas a la que ellos llaman La canción del ciguapo.

Chaín


Ángel Antonio Estrada Torres publico en 1946 en el Boletín No. 1 de Folclore Dominicano un articulo titulado “Las Ciguapas” . Estrada Torres sitúa a las Ciguapas como moradoras de profundas cuevas en medio de las montañas, dice: “están dotadas de una lacia y abundante cabellera que les llega a los tobillos. Entre otras descripciones y pormenores Estrada dice que su afición a la caza de amantes, la que se debe, asegura, a que entre ellas no hay machos.”

Miguel Ángel Monclús narra en la novela Cachón, 1954, de la existencia de la Ciguapa a quienes también le atribuye un origen aborigen y las describe con los característicos pies al revés.

En el libro "Alpinismo en la Isla de Santo Domingo" de Manuel de Jesus Tavares, existe un interesante relato de un campesino conocido por un amigo del autor, donde narra una aproximación con unos de estos seres, hasta casi llegar a la convivencia. Este relato también es reseñado por Ing. Elpidio Ortega, en el libro “Expresiones Culturales de Sur”.

Aunque no pretende este trabajo compilar todos los estudios y publicaciones que al respecto del tema hemos localizado y que se suman a los ya reunidos por Mora Serrano en la década de los setenta, queremos dejar como un aporte a la bibliografía del tema los siguientes autores:

La Colorada” novela inédita de Francisco Nolasco Cordero, 1964
"La muerte de la Ciguapa" , Cayo Claudio Espinal, narración del 7 de julio de 1973 La Informació. Santiago.
“Las Ciguapas están de moda” Francisco Batista García, Listín Diario. Santo Domingo Suplemento sabatino 21 de julio de 1973
“La Ciguapa” Julio Cesar Castaño Guzmán Listín Diario Jueves 21 de diciembre de 1989.
“La leyenda de la Ciguapa” Doris Guerrero. 24 Touring. Abril 6 de 1995.
“Julia Álvarez: Las Ciguapas, próximo libro de cuentos para niños” ; entrevista a Julia Álvarez , Listín Diario .15 de enero de 1995
Entre el Amor de Vanahi y la dulzura de la Ciguapa”. 15 de diciembre de 1996 Dagoberto Tejada. Ultima Hora.
“Guijes y Ciguapas”. Andres L. Mateo 26 de abril de 1998. Listín diario.
“La Ciguapa”, de Erich Pichardo” .Dagoberto Tejada Ortiz .Ultima Hora. 26 de Julio de 1998
“La Si-Guapa” Leyendas Dominicanas, por Nini Nelly. Marzo 11 de 1999
“Leyendas de Ciguapas y Ciguapos en Alto de Rayo”. Guaroa Ubiña. Periódico Hoy. Jueves 13 de abril del 2000
“Sobre los orígenes y similitudes de la Ciguapa”. Guaroa Ubiña. Isla Abierta. Domingo, 18 de marzo del 2001.

Sabemos de la existencia de un trabajo del Licenciado Bernardo Vega Boyrie, acerca de la ciguapa en el boletín número 37 del Museo del hombre Dominicano, aunque puesto a circular no ha salido de prensa por lo tanto desconocemos el enfoque y las noticias que nos ofrece Bernardo Vega al respecto de tema.

El Dr. Marcio Veloz Maggiolo, ha escrito algunos artículos sobre esta mujer de la noche, rememorando leyendas parecidas y relatadas en otros países por autores como Kipling, el importante señalamiento, del Dr. Veloz le da una dimensión universal.

El Dr. Guaroa  Ubiñas publica en el 2001 un folleto en leyendas dominicanas, dedicado a la Ciguapa, donde analiza el posible origen del mito, analiza la palabra “Ciguapa” en diferentes lenguas indígenas, encontrando que algunas aves son denominadas como Ciguapa, lo que nos recuerda el hermoso poema del poeta cubano Samuel Feijoo "La Asamblea Mundial de Pájaros": “La Ciguapa en su nido, se dijo: -La labor es grande. Si se quiere la paz entre las aves, hay que cambiar sus estilos de vida. Todas quieren la paz, porque en general no hay ave que no esté amenazada por otra. Hay que lograrla….  Y callaría porque vio la sombra del gavilán cruzar sobre el ateje donde estaba su nido.”

Siguiendo en Cuba, en Holguín no es rara la historia de la ciguapa: La literatura oral ha enriquecido y preservado la autenticidad en el habla culta y popular del holguinero, en su refranero, en los agüeros y conjuros, leyendas y tradiciones. Aún se habla de enterramientos de joyas y monedas, de la misteriosa ciguapa de brujas, juigues y duendes entre otros muchos mitos y leyendas que se enriquecen constantemente.
 
Pero explorar el mito en otros países sería ampliar y complicar el ya complejo mito dominicano, por lo tanto volvamos a nuestra República Dominicana, donde el Dr. Guaroa Ubiña, Médico de profesión se ha dedicado a investigar y rastrear en toda la geografía nacional las huellas invertidas de estas prodigiosas mujeres.

Lugares y Árboles designado como Ciguapa en otros países, narra en su obra además algunas historias Suramericanas coincidentes con el mito Dominicano,  menciona la relación de la Ciguapa con los negros alzados del Maniel viejo, en la localidad de Polo, Barahona, donde recogen historias que describen a la Ciguapas como antiguos esclavos que se rebelaron contra el maltrato de los amos.

Nuestros puntos de coincidencia con el Dr. Ubiñas son cuando este, analiza la Ciguapa desde el punto de vista historico: según Ubiña "Todas las versiones que se escuchan de ellas, están ligadas al comportamiento de exterminio de los españoles contra la raza indígena" dice. “La posición de los pies significa, para el autor una estrategia para despistar a sus perseguidores,”. Interesante nos resulta el hecho de que todos los relatos recogidos en el campo indican que para atrapar a una Ciguapa se necesitan perros cinqueños, lo cual, también para Ubiñas "rememora el usos por parte de los crueles invasores españoles, de los perros desbarrigares y el terror que sembraron en la indiada".

Autores como Carlos Esteban Deive dejan ver sin mucha profundidad en el tema, la posible relación de la Ciguapa con la desaparecida Cultura Taína. En el artículo de 1979, en el boletín número doce "Notas Sobre la Cultura Dominicana", Carlos Esteban Deive, dice lo siguiente:  "El mundo espiritual del taino apenas dejo huella, (juicio que no compartimos con el autor )  muestras de ese mundo se hallan fuertemente sincretizadas con las creencias y ritos cristiano-africanos. Podemos citar, al respecto, la sacralizacion de ciertos caciques tainos, elevados a la categori­a de luases o divinidades del panteon vuduista; las supersticiones relativas a las hachas indigenas, popularmente conocidas como ‘piedras de rayo’, y el mito de la Ciguapa, entidad femenina que camina con los pies al reves."  

UNA CRÓNICA IMPORTANTE
Un análisis interesantísimo y poco conocido lo aporta el Dr. Alejandro Llenas a finales de la década de 1890 y con el cual queremos terminar el presente articulo:
"Una tradición que existe todavía en el país, se refiere a la presencia en los bosques del Nordeste, de un ser fantástico que anda desnudo, de cabellera larga llamado Ciguapa: este es sin duda el último recuerdo de los ciguayos,* errantes sobre aquellas alturas".
* Son llamados Ciguayos los indios entre caribe y taínos, a los cuales se les atribuyen lenguaje  y costumbres diferentes así como una alta ferocidad.

En otras partes de su articulo el Dr. Llenas refuerza sus tesis con apuntes de Fray Bartolomé de las Casas: "Eran ciguayos quienes tenían la costumbre de llevar así los cabellos muy largos". Alejandro Llenas dice: “Esta zona es el territorio Ciguay, la ferocidad de estos hombres su disposición para vivir en las cuevas del promontorio, les permitió ser unos de los últimos grupos en desparecer de la isla”

Alimenta la imaginacion la figura de aquellos cuerpos desnudos de larga cabellera a quien mas de un cronista definiera tan largas como las de las mujeres de Castilla.

Los Ciguayos y las Ciguayas moradores del Ciguay, sitios de promontorios de incontables cavernas, pueblo de origen caribe que ofreció mucha resistencia a los conquistadores españoles, probablemente la imagen de estos hombres y mujeres deambulando en las serranías escapando y defendiéndose de sus perseguidores españoles y de sus fieros perros desbarrigadotes sea lo más cercano al origen del mito de la Ciguapa en lo que se refiere a la isla de Santo Domingo.

CONCLUSIONES
Las tradiciones y los mitos viajan de un lugar a otro en el largo vagar del horizonte que lleva a cuesta el ser humano. Mitos, leyendas y tradiciones son recreados o adaptados al paisaje y a las realidades de los pueblos que los acogen. La ciguapa una de las más bellas historias de la Republica Dominicana, presente en toda la geografía nacional con prodigiosos cultores en las bellas artes, indudablemente quedará estrechamente ligada a nuestros primeros pobladores aborígenes como un canto a sus desesperanzas y desdichas de aquellos días de la conquista y como una invocación permanente a nuestras raíces y ancestros.

miércoles, 9 de junio de 2010

¿Verdad que podría ser una?

Es de un film: "De amor y otros demonios", sobre la novela de Gabriel García Márquez. Tiene esa cabellera así tan larga y los pies de cierta manera... Podría muy bien ser una de nuestras ciguapitas!
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